lunes, 24 de noviembre de 2014

México D.F., octubre del 2014


Me llamo Lucía Díaz Sosa. Nací en Mérida, Yucatán, México. De muy chica mi padre nos dio varios libros, entre ellos El Quijote de la Mancha. Mi infancia fué bonita, me subía a los árboles con mi primo y mi hermano a bajar frutas; mangos, tamarindos y guayabas que comíamos con sal y chile, aunque después nos fuera difícil comer por lo destemplado de los dientes.
     A los 8 años llegué al D.F., fué muy diferente, ya que en lugar de una casa con jardín y huerto vivíamos en una vecindad. Después de varios meses nació mi hermana, la cual me entregó mi papá pues mi mamá se quedó en el hospital. Fui como madre de mi hermana durante 2 años. Después seguí estudiando para secretaria quería aprender varios idiomas pero no pude. Empecé a trabajar antes de cumplir quince años. 
     Siempre me ha gustado leer creo que es lo que más disfruto a parte de tejer y bordar. Tuve 8 hijos de los cuales me viven 6. No tengo dinero pero siempre he dicho que soy millonaria en amor y atención de mis hijos que ahora ellos se han hecho cargo de mi.
     Me gustan los libros de los ángeles pero también he leído Los caballeros de Troya, todas las novelas de Agatha Christie, Ángeles y demonios, Los olvidados, Los miserables, Shakespeare, y muchos otros autores. Conozco el mundo por medio de la lectura pues vivo lo que leo.
     Ahora tengo ochenta y dos años, creo haber aprovechado el tiempo pues he aprendido varias cosas como talla en madera, pintura, oleo, acuarela, porcelana. Tuve el gusto de hacer para mi casa un vitral de 1.80 por 1.40 metros de la cual estoy muy orgullosa, todo gracias a los talleres del inapam. 
     Pienso que cuando tenga dificultades de caminar puedo seguir viajando con mis libros. Doy gracias a Dios por todo lo que no tengo, y si no lo tengo es porque no me convenía. 
     Espero ver mucho la paz del mundo y que termine la violencia. Viajar sería mi más grande satisfacción.
Lucía Díaz Sosa
Taller autobiográfico FIL Zócalo

La pelota muy pobre

Había una Pelota que tenía vecinos -pero ellos eran ricos-. Los vecinos ricos envidiaban a la pobre Pelota por tener muchos colores. Ellos se llamaban; Casa, Hoja, Ojos, Amor y Sol. Eran malos con él y siempre le pegaban. Un día Pelota le dijo a su mamá que esos niños lo molestaban y le pegaban, la mamá de Pelota fue a hablar con los papas de estos niños quienes después comprendieron que no tenían porqué hacerle maldades y  mucho menos pegarle. Se volvieron sus amigos. Pasado el tiempo cuando ya eran muy viejitos recordaban estas historias y de cómo fue que después siempre estuvieron juntos.








Autor: Azael
Escuela: General Antonio de León y Loyola

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Mañana me voy




Me voy con prontas palabras,

sin guardias en el maletín,

sin candado que no tiene llave.

Me voy,

Ahí llego,

a donde esperan las hojas,

y se derrumba la montaña,

donde el documento es ceniza

y la firma, clavel en punto de cruz conmovedora...


Manuela Vid