Mal pagaría los besos que te diera esta noche
besos que llenen el vacío de las frases
azarosas
y desmientan la calma de tus labios.
Mal pagaría robarte el suspiro escondido
que se asoma,
delatar a la sonrisa que se cultiva en el
traspatio,
que la cosecha se pierda con el
pasar de las horas,
mal pagaría.
Pero he esperado unos días quizá ya unos
años
y aún sigo esperando en la cueva, en el
faro, en la aldea del campo,
y en la letanía de esta historia.
Así que esbozo el anticristo de tu mirada
que me ha llenado de caricias,
-un simple recuerdo-
un engaño o una verdad, una incertidumbre
del relato vano
y de la sonata que declina su llanto.
Así que pido a la novela haga pausa para
que el piano
me aleje de esta historia,
del poema,
del soneto
y del cuento entrecortado.
Sabe Dios como ha cada día se va deshojando.
Sága 2013